En el día de hoy tomó estado público el homicidio de un joven de 25 años en el barrio cordobés 29 de Mayo, “Ciudad de los Cuartetos”. Según la información periodística, el pasado domingo dos hermanos confundidos con el nuevo sistema de colectivos urbanos, se equivocan de línea y terminan en “Ciudad de los Cuartetos”, donde el chofer los obliga a bajarse, dado que ahí finaliza el recorrido.
Mientras esperaban otro colectivo para regresar hacia el destino original, son asaltados por dos adolescentes de 16 y 17 años aproximadamente, uno de los cuales le realiza un disparo a uno de los hermanos. Cristian Vergaray, de 25 años, fue trasladado al Hospital Córdoba donde finalmente fallece.
El domingo por la noche, la madre de uno de los homicidas, se presenta en la Policía entregando a su hijo, a quien responsabiliza de haber dado muerte al joven Vergaray. Según la declaración de la mujer, su hijo de 16 años “es adicto a las drogas, ya no lo puedo controlar” y “es quien lo mató”.
Hay varias aristas en este caso que podemos analizar, principalmente lo referido a la trágica influencia que está teniendo la droga en la conducta criminal de los jóvenes, pero también me preocupa y mucho, la conducta del chofer del colectivo que prácticamente abandona a dos jóvenes en una zona marginal donde todos sabemos que hay altísimas probabilidades de resultar víctima de todo tipo de hechos delictivos. ¿Tanto le costaba al chofer llevarlos o acercarlos hasta otro lugar un poco más seguro que “Ciudad de los Cuartetos”?, ¿era necesario aplicar tan estrictamente el reglamento de que deben bajarse al terminar el recorrido?. Creo que este desaprensivo chofer, el cual podría ser acusado de “abandono de persona”, bien podría haber obrado de otra manera, alegando un entendible estado de necesidad como es no dejar a esos jóvenes en un lugar tan peligroso, y más si consideramos, que el servicio estaba desarrollándose gratuitamente y en período de prueba.
En los últimos días, Córdoba se ha visto sacudida también por otro homicidio en ocasión de robo. Fue el jueves pasado en barrio San Fernando, donde un joven fue prácticamente fusilado con dos disparos por delincuentes que se conducían en una motocicleta. La víctima, que se encontraba frente a la residencia de su novia, estaba arreglando un desperfecto de su automóvil cuando fue sorprendido por los brutales delincuentes.
Pero la inseguridad y los homicidios no existen, son todos inventos de “la Corpo” y los medios periodísticos de la oposición. Es todo parte de una campaña de las corporaciones y de la derecha recalcitrante que sólo pretenden ensuciar los beneficios y el crecimiento de la maravillosa “década ganada”. Los hechos que se suceden minuto a minuto, los robos, los asaltos, los asesinatos, la inseguridad, la inflación, son distorsiones comunicacionales de un aparato monopólico que está inventando una realidad que no existe. Usted, yo, nosotros no padecemos de nada de todo esto, vivimos en un paraíso donde todo está bien, todo es hermoso.
Mientras algunos se creen y se convencen de estas mentiras, la sociedad argentina seguimos padeciendo cada día peor, una inseguridad alarmante, una realidad delictiva nunca antes vista y un futuro de drogas, adicciones y marginalidad cada vez más oscuro para nuestros jóvenes. Pero no importa, modifiquemos el Código Penal, reduzcamos penas, saquemos la reincidencia, abramos las cárceles, anulemos la prisión perpétua y dejemos libres a criminales y asesinos, total no existen, son también inventos perversos de “la Corpo”.-
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