En la provincia de Misiones, una jueza de menores resolvió sentenciar a tres jóvenes de entre 14 y 16 años por una pelea callejera, la que fue grabada y subida a Internet, a la “prohibición de acceder por un año al servicio de Internet y al uso por igual período de teléfonos celulares”.
La insólita resolución fue adoptada por la Jueza Correccional y de Menores N° 1 de Posadas, Misiones, Marcela Leiva, quien además estableció que las adolescentes deberán continuar con sus estudios secundarios, bajo el seguimiento de un gabinete de psicólogos y psicopedagogos que establecerán causas y tratamientos para sus graves problemas de conducta y aprendizaje.
Como lo hemos dicho ya en otras oportunidades, son numerosos los casos de peleas o enfrentamientos entre adolescentes y jóvenes, inclusive en los ámbitos escolares, que son grabados -generalmente con celulares- y subidos posteriormente a sitios para videos de Internet, como YouTube.
Son muchos los planteamientos e interrogantes que podemos hacer a esta muy particular resolución judicial, especialmente en lo referido a su efectiva aplicación y control, pero es evidente que al menos implica un paso adelante con respecto a ir encontrando mecanismos de sanción para quienes se sienten amparados y protegidos en un marco general que les brinda absoluta impunidad. Y ese es el mayor problema de muchos de nuestros males, la falta de control e imposición de sanciones, porque pareciera que todo está permitido, todo se puede hacer, total nadie controla nada y nadie “nos va a hacer nada”.
Es por eso que me pareció un avance, superficial tal vez, pero significativo como modelo para que los adolescentes y jóvenes de nuestro tiempo vayan comprendiendo que hay normas y posibles sanciones si no saben adaptarse a ellas. En un tiempo donde los docentes son maltratados y hasta golpeados por padres ofuscados por una baja calificación o un llamado de atención, donde los criterios para la aplicación de medidas disciplinarias son cada vez más elásticos y permisivos, y donde todo pareciera estar al revés, que se haya tomado una disposición judicial de esta naturaleza, es algo positivo que celebro ampliamente.
El “todo está permitido, total no pasa nada” debe desmoronarse como afirmación de todos los estamentos sociales, y la falta de límites, como costumbre ya definitivamente arraigada, especialmente en padres y educadores, debe convertirse en la imperiosa necesidad de trabajar en pos de una sociedad organizada, donde los controles, límites y sanciones sean mecanismos habituales por y para un futuro mejor.-
Imagen: www.informatedigital.com
Artículos Relacionados:
“El tiempo de la violencia”.
“Drogadicción: Sus probables causas”.
“Delincuencia juvenil”.
“Los hombres del futuro”.
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Como lo hemos dicho ya en otras oportunidades, son numerosos los casos de peleas o enfrentamientos entre adolescentes y jóvenes, inclusive en los ámbitos escolares, que son grabados -generalmente con celulares- y subidos posteriormente a sitios para videos de Internet, como YouTube.
Son muchos los planteamientos e interrogantes que podemos hacer a esta muy particular resolución judicial, especialmente en lo referido a su efectiva aplicación y control, pero es evidente que al menos implica un paso adelante con respecto a ir encontrando mecanismos de sanción para quienes se sienten amparados y protegidos en un marco general que les brinda absoluta impunidad. Y ese es el mayor problema de muchos de nuestros males, la falta de control e imposición de sanciones, porque pareciera que todo está permitido, todo se puede hacer, total nadie controla nada y nadie “nos va a hacer nada”.
Es por eso que me pareció un avance, superficial tal vez, pero significativo como modelo para que los adolescentes y jóvenes de nuestro tiempo vayan comprendiendo que hay normas y posibles sanciones si no saben adaptarse a ellas. En un tiempo donde los docentes son maltratados y hasta golpeados por padres ofuscados por una baja calificación o un llamado de atención, donde los criterios para la aplicación de medidas disciplinarias son cada vez más elásticos y permisivos, y donde todo pareciera estar al revés, que se haya tomado una disposición judicial de esta naturaleza, es algo positivo que celebro ampliamente.
El “todo está permitido, total no pasa nada” debe desmoronarse como afirmación de todos los estamentos sociales, y la falta de límites, como costumbre ya definitivamente arraigada, especialmente en padres y educadores, debe convertirse en la imperiosa necesidad de trabajar en pos de una sociedad organizada, donde los controles, límites y sanciones sean mecanismos habituales por y para un futuro mejor.-
Imagen: www.informatedigital.com
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