Al analizar las elecciones que ya han transcurrido en algunos distritos, y la proximidad de las que se realizarán a nivel provincial y nacional, no podemos dejar de tener en cuenta de una vez por todas que está en nosotros, en nuestras propias manos el poder de elegir a quienes nos van a gobernar.
Como lo decíamos en nuestra nota “Lo tengamos en cuenta”, nuestras autoridades no asumen sus funciones por descendencia sanguínea, azar o por la fuerza, son elegidas por un gran porcentaje de argentinos, los que tarde o temprano, deben asumir la responsabilidad de colocarlos en sus cargos para que nos representen.
Y es eso lo que tenemos que entender ahora como votantes, que tenemos una facultad maravillosa en esta democracia de decidir quiénes serán nuestros gobernantes, para que como mandatarios nuestros, puedan conducir los destinos de nuestro país, provincia o ciudad.
Esta alternativa, lamentablemente no existe en todos los ámbitos o estamentos de nuestra sociedad organizada; en Argentina -al menos por ahora- no se puede elegir, como sí es factible en otros países, a los jueces, fiscales, miembros de la corte suprema, jefes o comisarios policiales. Pero la democracia sí nos permite elegir al presidente, gobernadores, intendentes y legisladores, y lo debemos asumir con verdadera madurez cívica.
Somos nosotros los mandantes, los que tenemos el poder del voto y tenemos que ejercerlo con responsabilidad, y si quienes resultaron electos no desempeñaron sus funciones como lo esperábamos, como lo prometieron o como debían, habrá que tenerlo en cuenta a la hora de emitir nuestro próximo voto, entendiendo que es la mayor oportunidad que nos brinda la democracia, al decir de Platón “el peor de los buenos gobiernos, pero el mejor entre los malos”.
Votar es un acto de conciencia e implica responsabilidad y madurez, no votemos porque sí o empujados por el palabrerío barato de quienes vociferan y escupen agresivamente promesas que jamás cumplirán, votemos considerando detenidamente el pasado y conducta de cada candidato, porque así seguramente entenderemos lo que harán en el futuro.
Lo pensemos bien, y al momento de votar, analicemos detenidamente cuán satisfechos nos hemos sentido con la gestión de aquellos que designamos en la urna, consideremos cómo actuaron, cómo se comportaron, cómo nos defendieron, cómo trabajaron ejercitando el mandato que les dimos.
Esa es nuestra arma como ciudadanos, el voto, para reconocimiento o para castigo, porque no son ellos, somos nosotros los soberanos.-
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“Lo tengamos en cuenta”.
“El clima de la mediocridad”.
“Los sonidos de una mediocre campaña”.
“El Bicentenario y los argentinos”.
Como lo decíamos en nuestra nota “Lo tengamos en cuenta”, nuestras autoridades no asumen sus funciones por descendencia sanguínea, azar o por la fuerza, son elegidas por un gran porcentaje de argentinos, los que tarde o temprano, deben asumir la responsabilidad de colocarlos en sus cargos para que nos representen.
Y es eso lo que tenemos que entender ahora como votantes, que tenemos una facultad maravillosa en esta democracia de decidir quiénes serán nuestros gobernantes, para que como mandatarios nuestros, puedan conducir los destinos de nuestro país, provincia o ciudad.
Esta alternativa, lamentablemente no existe en todos los ámbitos o estamentos de nuestra sociedad organizada; en Argentina -al menos por ahora- no se puede elegir, como sí es factible en otros países, a los jueces, fiscales, miembros de la corte suprema, jefes o comisarios policiales. Pero la democracia sí nos permite elegir al presidente, gobernadores, intendentes y legisladores, y lo debemos asumir con verdadera madurez cívica.
Somos nosotros los mandantes, los que tenemos el poder del voto y tenemos que ejercerlo con responsabilidad, y si quienes resultaron electos no desempeñaron sus funciones como lo esperábamos, como lo prometieron o como debían, habrá que tenerlo en cuenta a la hora de emitir nuestro próximo voto, entendiendo que es la mayor oportunidad que nos brinda la democracia, al decir de Platón “el peor de los buenos gobiernos, pero el mejor entre los malos”.
Votar es un acto de conciencia e implica responsabilidad y madurez, no votemos porque sí o empujados por el palabrerío barato de quienes vociferan y escupen agresivamente promesas que jamás cumplirán, votemos considerando detenidamente el pasado y conducta de cada candidato, porque así seguramente entenderemos lo que harán en el futuro.
Lo pensemos bien, y al momento de votar, analicemos detenidamente cuán satisfechos nos hemos sentido con la gestión de aquellos que designamos en la urna, consideremos cómo actuaron, cómo se comportaron, cómo nos defendieron, cómo trabajaron ejercitando el mandato que les dimos.
Esa es nuestra arma como ciudadanos, el voto, para reconocimiento o para castigo, porque no son ellos, somos nosotros los soberanos.-
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