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Ya empezó a sonar la campaña. Son sonidos que incluyen agresiones, acusaciones, golpes bajos y hasta estrategias televisivas pocas veces vistas para unas elecciones legislativas. El juego perverso y mediocre de nuestros candidatos nada tiene que ver con aquello de elevar propuestas, confrontarlas y debatirlas en un marco de respeto y convivencia democrática.
Esto se parece más a un sangriento campo de batalla que a una campaña electoral. Los acuerdos y sorpresas a último momento, las testimoniales, las impugnaciones, los dimes y diretes de las “figuritas” que ayer estaban allá y hoy se posicionan acá, más todo el andamiaje publicitario y propagandístico, generan una sensación de asqueo que en muchos desemboca en desinterés y despreocupación.
Y como no podía ser de otra manera, dado su muy particular estilo, el primero en golpear la campaña fue el mismo Néstor Kirchner con sus casi apocalípticas declaraciones sobre el futuro que se nos avecina si pierde el oficialismo. Su acostumbrada torpeza y pésima memoria, lo llevaron a declarar también que “Mauricio Macri y Francisco de Narváez pertenecen al modelo menemista de la década del 90”, como si él estuviera limpio, libre y hasta exento del supuesto “pecado”. Son muchos los medios y comunicadores que han reflotado algunas de esas imperdibles “perlitas” donde él manifestaba su incondicional apoyo y admiración por Carlos Menem, con quien compartió hasta la misma boleta cuando fue candidato a gobernador.
Tampoco podemos dejar de tener en cuenta que mucha de la gente que hoy acompaña a Cristina Fernández, al igual que el entorno de Néstor Kirchner, fueron funcionarios durante aquellos años. Pero la mentira, el ocultamiento, la hipocresía son materia cotidiana de los mediocres que, al igual que los panqueques, se dan vueltas para estar preparados y listos.
En Córdoba, la campaña está sonando con sonidos que no difieren demasiado de aquellos. Las acusaciones de Mondino hacia Juez, definido como “tan intolerante, tan incapaz, tan descalificador y tan mentiroso”, se suman a otros componentes que hasta provocan risa por ocurrentes y cuasi infantiles. Los huevos que vende Juez, los panqueques que hicieron la juventud radical, el video musical a favor y “el rejetón” en contra del ex intendente, más las movidas de Carmen Nebreda y la hija de Olga Riutort, se mezclan en un gigantesco engrudo donde todo parece permitido a la hora de ganar una elección.
Son los sonidos de la campaña, los sonidos de una mediocre campaña.-
Artículos Relacionados:
“Lo tengamos en cuenta”.
“El clima de la mediocridad”.
“La realidad que vivimos y la que nos dicen: ¿Llorar o reír?”.
“La ponzoña del tiempo electoral”.
Esto se parece más a un sangriento campo de batalla que a una campaña electoral. Los acuerdos y sorpresas a último momento, las testimoniales, las impugnaciones, los dimes y diretes de las “figuritas” que ayer estaban allá y hoy se posicionan acá, más todo el andamiaje publicitario y propagandístico, generan una sensación de asqueo que en muchos desemboca en desinterés y despreocupación.
Y como no podía ser de otra manera, dado su muy particular estilo, el primero en golpear la campaña fue el mismo Néstor Kirchner con sus casi apocalípticas declaraciones sobre el futuro que se nos avecina si pierde el oficialismo. Su acostumbrada torpeza y pésima memoria, lo llevaron a declarar también que “Mauricio Macri y Francisco de Narváez pertenecen al modelo menemista de la década del 90”, como si él estuviera limpio, libre y hasta exento del supuesto “pecado”. Son muchos los medios y comunicadores que han reflotado algunas de esas imperdibles “perlitas” donde él manifestaba su incondicional apoyo y admiración por Carlos Menem, con quien compartió hasta la misma boleta cuando fue candidato a gobernador.
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