La desaparición y posterior asesinato de Candela Rodríguez en la localidad bonaerense de Hurlingham, ha generado nuevamente una profunda reacción de temor y preocupación social por la comisión de este tipo de hechos delictivos, donde son víctimas de secuestros, abusos sexuales y homicidios, niños y niñas a lo largo de todo el territorio nacional.
Si bien entre las primeras versiones e hipótesis que manejaron los investigadores policiales, no se descartaba la posibilidad de que se tratara de un caso de “trata de blancas” o “trata de personas”, donde los secuestros de mujeres y jovencitas persiguen la perversa finalidad de obligarlas en cautiverio a ejercer la prostitución, las últimas informaciones parecen indicar que serían otros los móviles del horrendo hecho.
La situación penitenciaria del padre de la niña, sus antecedentes judiciales en relación con el delito de “piratería del asfalto” y una posible suma de dinero adeudada a un presunto cómplice del mismo en algún hecho cometido tiempo atrás, le aportan ribetes particulares a este caso que ha despertado desde su inicio la atención de toda la sociedad.
Las declaraciones efectuadas por el fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, sobre el posible ocultamiento de información de los familiares de Candela, en vinculación con el llamado telefónico donde le reclamaban “el dinero” al padre, y los primeros resultados de la autopsia que revelan que la niña no fue abusada sexualmente, confirmarían que se trata de un “crimen mafioso” o “ajuste de cuentas”, como se lo llama usualmente en el mundo del hampa.
Según informó el fiscal, “se buscaron antecedentes y se comenzó a analizar el entorno de un grupo que también se dedicaba a piratería del asfalto con el que podría haber estado vinculado el padre y otro grupo que podría haber tenido que ver con secuestradores que estaría relacionado con otros parientes de la familia", por lo que la hipótesis de una venganza entre delincuentes ha tomado más fuerza recientemente.
Además, si se confirman los datos hasta ahora entregados por los médicos forenses, en el sentido de que Candela habría sido ejecutada entre 36 y 48 horas antes del hallazgo de su cuerpo, es decir varios días después de su secuestro, no parece descabellado pensar que “esperaban un cambio de actitud del padre o familiares” sobre la entrega del dinero que le reclamaban, y por el cual, Candela resultó, desgraciadamente, la víctima inocente que quedó en el medio.
Y aunque todavía la causa está en plena investigación policial y judicial, faltando seguramente conocer muchos aspectos de cómo ha sido realmente este caso, la sociedad debe elevar su reclamo ferviente para que Candela y tantas otras víctimas, no queden olvidadas en el manto putrefacto de la impunidad.-
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“Silencios y complicidades en la trata de blancas”.
“El tiempo de la violencia”.
“La inseguridad, un reclamo que es de todos".
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