La inseguridad otra vez vuelve a protagonizar todos los titulares y espacios periodísticos. Los reclamos de una sociedad que está verdaderamente harta de los crímenes y delitos de todos los días, se han visto esta semana apoyados también por declaraciones de algunas figuras del espectáculo como Mirtha Legrand, Marcelo Tinelli y Susana Giménez.
Cada día son más los hechos delictivos, y los argentinos ya estamos cansados de la ineficiencia, el palabrerío barato y la falta de respuestas de quienes deben enfrentar con políticas y acción esta alarmante situación que nos afecta a todos. Los casos se repiten minuto a minuto, nos están robando y matando de a uno, pero nadie hace nada.
Aunque algunos mediocres lo sostengan, y lo que es peor lleguen a creerlo, los medios de comunicación no inventan los robos, secuestros ni asesinatos que se repiten diariamente a lo largo y ancho del país, sólo los reflejan. Ningún periodista o redactor mitómano inventó el cruel asesinato de tres personas en una residencia de Ituzaingó, Buenos Aires, ni la muerte del empresario mendocino que recibió una “pedrada” en el parabrisa de su camioneta, ni el asesinato de un joven comerciante acaecido anoche en la ciudad de Córdoba. No son mentiras, exageraciones ni inventos de los medios de comunicación, son la realidad, nuestra negra realidad.
Negar la gravísima inseguridad que padecemos, y por ende la urgente necesidad de trabajar preventivamente, es de una inconsistencia intelectual extrema, propia solamente de quienes viven en una burbuja de ficción y engaños, como la presidente Cristina Fernández y sus funcionarios.
No se puede tapar con un dedo las cifras de la criminalidad, como lo hacen con los numeritos del Indec, porque no todos somos estúpidos ni obsecuentes dispuestos a secundarlos. El delito y sus víctimas están acá, allá, a la vuelta de la esquina, esa es la verdad, por más que les pese y pretendan ocultarla.
Mientras la sociedad ya no encuentra maneras ni métodos para encerrarse y protegerse, el gobierno libera a sus patoteros y bravucones para responder, con la ferocidad y verborragia despreciables de siempre, a quienes expresaron sus opiniones sobre la dramática situación de inseguridad que padecemos. Insisten con aquello de “matar al mensajero”, algo tan irracional como “combatir el canibalismo comiéndose a los caníbales”.
Nadie soluciona sus problemas, sino empieza asumiéndolos. La negación y la mentira nunca conducen a resultados positivos, y menos si nacen de quienes son responsables de buscar con eficiencia y prontitud respuestas concretas para enfrentar un flagelo nacional como la inseguridad, un reclamo que es de todos.-
Artículos Relacionados:
“Maldita inseguridad”.
“Inimputables para la ley, peligrosos para nosotros”.
“Delincuencia juvenil”.
“Eficiencia policial y prevención”.
“El que mata, tiene que morir”.
“Hartos de la inseguridad”.
Cada día son más los hechos delictivos, y los argentinos ya estamos cansados de la ineficiencia, el palabrerío barato y la falta de respuestas de quienes deben enfrentar con políticas y acción esta alarmante situación que nos afecta a todos. Los casos se repiten minuto a minuto, nos están robando y matando de a uno, pero nadie hace nada.
Aunque algunos mediocres lo sostengan, y lo que es peor lleguen a creerlo, los medios de comunicación no inventan los robos, secuestros ni asesinatos que se repiten diariamente a lo largo y ancho del país, sólo los reflejan. Ningún periodista o redactor mitómano inventó el cruel asesinato de tres personas en una residencia de Ituzaingó, Buenos Aires, ni la muerte del empresario mendocino que recibió una “pedrada” en el parabrisa de su camioneta, ni el asesinato de un joven comerciante acaecido anoche en la ciudad de Córdoba. No son mentiras, exageraciones ni inventos de los medios de comunicación, son la realidad, nuestra negra realidad.
Negar la gravísima inseguridad que padecemos, y por ende la urgente necesidad de trabajar preventivamente, es de una inconsistencia intelectual extrema, propia solamente de quienes viven en una burbuja de ficción y engaños, como la presidente Cristina Fernández y sus funcionarios.
No se puede tapar con un dedo las cifras de la criminalidad, como lo hacen con los numeritos del Indec, porque no todos somos estúpidos ni obsecuentes dispuestos a secundarlos. El delito y sus víctimas están acá, allá, a la vuelta de la esquina, esa es la verdad, por más que les pese y pretendan ocultarla.
Mientras la sociedad ya no encuentra maneras ni métodos para encerrarse y protegerse, el gobierno libera a sus patoteros y bravucones para responder, con la ferocidad y verborragia despreciables de siempre, a quienes expresaron sus opiniones sobre la dramática situación de inseguridad que padecemos. Insisten con aquello de “matar al mensajero”, algo tan irracional como “combatir el canibalismo comiéndose a los caníbales”.
Nadie soluciona sus problemas, sino empieza asumiéndolos. La negación y la mentira nunca conducen a resultados positivos, y menos si nacen de quienes son responsables de buscar con eficiencia y prontitud respuestas concretas para enfrentar un flagelo nacional como la inseguridad, un reclamo que es de todos.-
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