Mientras Cristina Fernández mostraba al mundo su particular estilo de moderadora, tranquila y cuidadosa, en la Cumbre de UNASUR; su marido, Néstor Kirchner, seguía vanagloriándose ante sus adulones de siempre por los resultados de aquella dudosa encuesta de días atrás que posicionaba su imagen positiva por encima de la de Julio Cobos, Mauricio Macri y Carlos Reutemann.
Según los medios periodísticos, Kirchner habría afirmado: “En el peronismo nadie mide mejor que yo, acá tengo los números, miren… Así que vamos por el 2011”, demostrando una vez más su casi patológica incapacidad de comprender el mensaje que el pueblo les dirigió en las últimas elecciones.
No hay caso, no quieren entenderlo, o tal vez no puedan, pero es evidente que no se dan por enterados del enorme rechazo que la ciudadanía viene manifestando por su gestión de gobierno. Las de ambos, claro.
El estilo Kirchner de encontrar siempre un enemigo a cada paso, manipulando a su manera los que son ubicados en una u otra de las expresiones del bien y el mal, es algo que ya francamente me asquea. Día a día nos enteramos de los nuevos integrantes de esas listas, los que son definidos con particular simpleza, como amigos o enemigos.
Al Grupo Clarín, el campo, Julio Cobos, algunos gobernadores, etc., se sumó ahora Carlos Reutemann, que después de su ruptura con su ex aliada Roxana Latorre, integra también la nómina de quienes son considerados un objetivo a destruir.
Para la otra lista, la de los obsecuentes y adulones, la billetera siempre juega un papel preponderante y seguramente, en el futuro inmediato se hará uso como nunca de tan frecuente recurso.
El país está ardiendo en llamas, y no me refiero solamente a los incendios que azotan diversas provincias, me refiero a la pobreza, marginalidad, exclusión social, inseguridad, desocupación e inflación que cada día crecen más y más. Son flagelos que ya no pueden ocultarse con números estadísticos manoseados o mentiras sin escrúpulos, porque ya nos cansamos del engaño y la hipocresía, los derroches, excentricidades o lujos personales, el enriquecimiento ilícito, la corrupción estructural, el clima de conflicto permanente y toda la mugre que define a este gobierno.
Es cuestión de tiempo, ya el próximo 10 de diciembre se acaban las mayorías automáticas en el Congreso, así que debemos fortificar nuestra paciencia y saber esperar. Mientras tanto, ellos seguirán actuando a su manera, que es hablar y hablar mientras el país se incendia.-
Artículos Relacionados:
“Sinceridad total”.
“Un año que nos duele”.
“El don de callarse la boca”.
“La censura, pasión de la tiranía”.
“Los ciegos y sordos que no quieren ver ni oír”.
Según los medios periodísticos, Kirchner habría afirmado: “En el peronismo nadie mide mejor que yo, acá tengo los números, miren… Así que vamos por el 2011”, demostrando una vez más su casi patológica incapacidad de comprender el mensaje que el pueblo les dirigió en las últimas elecciones.
No hay caso, no quieren entenderlo, o tal vez no puedan, pero es evidente que no se dan por enterados del enorme rechazo que la ciudadanía viene manifestando por su gestión de gobierno. Las de ambos, claro.
El estilo Kirchner de encontrar siempre un enemigo a cada paso, manipulando a su manera los que son ubicados en una u otra de las expresiones del bien y el mal, es algo que ya francamente me asquea. Día a día nos enteramos de los nuevos integrantes de esas listas, los que son definidos con particular simpleza, como amigos o enemigos.
Al Grupo Clarín, el campo, Julio Cobos, algunos gobernadores, etc., se sumó ahora Carlos Reutemann, que después de su ruptura con su ex aliada Roxana Latorre, integra también la nómina de quienes son considerados un objetivo a destruir.
Para la otra lista, la de los obsecuentes y adulones, la billetera siempre juega un papel preponderante y seguramente, en el futuro inmediato se hará uso como nunca de tan frecuente recurso.
El país está ardiendo en llamas, y no me refiero solamente a los incendios que azotan diversas provincias, me refiero a la pobreza, marginalidad, exclusión social, inseguridad, desocupación e inflación que cada día crecen más y más. Son flagelos que ya no pueden ocultarse con números estadísticos manoseados o mentiras sin escrúpulos, porque ya nos cansamos del engaño y la hipocresía, los derroches, excentricidades o lujos personales, el enriquecimiento ilícito, la corrupción estructural, el clima de conflicto permanente y toda la mugre que define a este gobierno.
Es cuestión de tiempo, ya el próximo 10 de diciembre se acaban las mayorías automáticas en el Congreso, así que debemos fortificar nuestra paciencia y saber esperar. Mientras tanto, ellos seguirán actuando a su manera, que es hablar y hablar mientras el país se incendia.-
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