La información sobre los dos millones de dólares que adquirió el ex presidente Néstor Kirchner en octubre de 2008, ha sumado otro ingrediente más al gigantesco crecimiento de su patrimonio que ha evidenciado el matrimonio presidencial en los últimos años.
La transacción, que finalmente Kirchner tuvo que reconocer y explicar, se habría realizado para adquirir un paquete de acciones en un hotel de El Calafate, próximo a otro emprendimiento hotelero del matrimonio denominado “Los Sauces”.
El ex presidente explicó por correo electrónico en el programa radial de Víctor Hugo Morales, quien se ha convertido en enérgico vocero y defensor de las políticas del gobierno nacional, que la adquisición de dólares estadounidenses se efectuó “con fechas 9, 15 y 23 de octubre hasta completar un total de 1.999.999,80 dólares, dentro del tope permitido para personas físicas en forma mensual”, agregando además, que ese dinero junto a “otros montos” provienen de sus “inversiones personales”.
Más allá del esfuerzo oficial en explicar tales conductas, y el argumento de que fueron realizadas “dentro del sistema reglado por el Banco Central”, se trata de una cuestión de ética, algo de lo que carecen sin dudas muchos de nuestros gobernantes.
Como la millonaria operación fue ejecutada en medio del estallido de la crisis financiera internacional, y de un manejo privilegiado de información al respecto, muchos miembros de la oposición han expresado sus críticas y cuestionamientos a estas operaciones cambiarias de los Kirchner. Y no es la primera vez que hay acusaciones y sospechas sobre su enriquecimiento, sus inversiones y los beneficios financieros y económicos de contar con informaciones que obtienen por el lugar que ocupan.
En medio de sospechas, acusaciones, explicaciones y los repugnantes obsecuentes de siempre, Cristina Fernández y su esposo siguen evidenciando un desinterés absoluto por la transparencia y ética que deberían guardar en sus conductas. No les importa un rábano de nada, hacen sus inversiones y negocios con la tranquilidad propia solamente de los que están convencidos de su absoluta impunidad.
Para todo encuentran explicaciones, todo lo tiñen de golpismo, campañas perversas, oposición salvaje o acusaciones malintencionadas. Todos son -o somos- para ellos, desestabilizadores, oligarcas o monopolios enfermizamente empecinados en destruirlos, mientras ellos son las cuasi víctimas de terribles complots en su contra.
En realidad, con sus actos, sus negocios, sus lujosas inversiones, sus operaciones cambiarias, sus propiedades y su enriquecimiento patrimonial, son ellos mismos sus mejores detractores y enemigos. Ellos solitos están demostrando a los argentinos y el mundo, cuán éticos y transparentes son, los valores que poseen y la ética que en su caso, se mide en millones, millones de dólares.-
Artículos Relacionados:
“Lo tengamos en cuenta”.
“Sinceridad total”.
“El don de callarse la boca”.
“Lo del avión, es lo de menos”.
La transacción, que finalmente Kirchner tuvo que reconocer y explicar, se habría realizado para adquirir un paquete de acciones en un hotel de El Calafate, próximo a otro emprendimiento hotelero del matrimonio denominado “Los Sauces”.
El ex presidente explicó por correo electrónico en el programa radial de Víctor Hugo Morales, quien se ha convertido en enérgico vocero y defensor de las políticas del gobierno nacional, que la adquisición de dólares estadounidenses se efectuó “con fechas 9, 15 y 23 de octubre hasta completar un total de 1.999.999,80 dólares, dentro del tope permitido para personas físicas en forma mensual”, agregando además, que ese dinero junto a “otros montos” provienen de sus “inversiones personales”.
Más allá del esfuerzo oficial en explicar tales conductas, y el argumento de que fueron realizadas “dentro del sistema reglado por el Banco Central”, se trata de una cuestión de ética, algo de lo que carecen sin dudas muchos de nuestros gobernantes.
Como la millonaria operación fue ejecutada en medio del estallido de la crisis financiera internacional, y de un manejo privilegiado de información al respecto, muchos miembros de la oposición han expresado sus críticas y cuestionamientos a estas operaciones cambiarias de los Kirchner. Y no es la primera vez que hay acusaciones y sospechas sobre su enriquecimiento, sus inversiones y los beneficios financieros y económicos de contar con informaciones que obtienen por el lugar que ocupan.
En medio de sospechas, acusaciones, explicaciones y los repugnantes obsecuentes de siempre, Cristina Fernández y su esposo siguen evidenciando un desinterés absoluto por la transparencia y ética que deberían guardar en sus conductas. No les importa un rábano de nada, hacen sus inversiones y negocios con la tranquilidad propia solamente de los que están convencidos de su absoluta impunidad.
Para todo encuentran explicaciones, todo lo tiñen de golpismo, campañas perversas, oposición salvaje o acusaciones malintencionadas. Todos son -o somos- para ellos, desestabilizadores, oligarcas o monopolios enfermizamente empecinados en destruirlos, mientras ellos son las cuasi víctimas de terribles complots en su contra.
En realidad, con sus actos, sus negocios, sus lujosas inversiones, sus operaciones cambiarias, sus propiedades y su enriquecimiento patrimonial, son ellos mismos sus mejores detractores y enemigos. Ellos solitos están demostrando a los argentinos y el mundo, cuán éticos y transparentes son, los valores que poseen y la ética que en su caso, se mide en millones, millones de dólares.-
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