
En esta ocasión, contaron con todos los votos oficialistas, incluyendo el del catamarqueño Ramón Saadi, más el apoyo de tres aliados, dos por Tierra del Fuego y uno por Neuquén, quienes también “entendieron” que debían adelantarse las elecciones “para evitar una larga campaña electoral en medio de la crisis financiera que empieza a sentirse en nuestro país”.
Ese fue el argumento principal con el que pretendieron engañarnos, y de hecho hay algunos pocos que hasta se lo creyeron, pero afortunadamente, cada vez somos más los que estamos viendo las cosas como son, y día a día advertimos estas perversas jugadas del matrimonio presidencial.
Quienes asumen la política con este criterio siniestro de emplear como principales armas la mentira y el engaño, deben comprender que tarde o temprano, a sus víctimas se les van a despertar los sentidos, van a empezar a ver y oír, pero fundamentalmente, comprender el cómo son las cosas en realidad.
Nos guste o no, ya estamos en tiempo electoral. Se lo siente, se lo vive, se lo respira. Se lo padece. Ya se han iniciado las acusaciones, los conflictos y todo este juego mediocre de dimes y diretes de los personajes más repulsivos de nuestra dirigencia.
Y en el medio de tremenda ponzoña, nosotros, sujetos pasivos de tan repugnante lodazal.-
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